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Enfrentar el cambio climático según los números

Un enfoque basado en datos para la ambiciosa agenda de la COP26

Las emisiones de carbono son solo una parte de la historia. Cuando más de 25 000 líderes mundiales, titanes corporativos, periodistas y activistas arriben en Glasgow para la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, las emisiones de combustibles fósiles estarán en la mayoría de los titulares. Esta vigésima sexta reunión de la Conferencia de las Partes, o conocida comúnmente como COP26, marca el momento en que los 200 países signatarios de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático presentarán sus planes a fin de reducir las emisiones antes del 2030.

Quizás a sabiendas de que los anuncios de objetivos para implementar nuevos vehículos eléctricos (VE), de planes para eliminar gradualmente la energía a base de carbón y de las nuevas iniciativas ambiental, social y de gobierno (ESG, por sus siglas en inglés) corporativas invadirán el ciclo de noticias, los organizadores del evento adoptaron un enfoque claramente más holístico para la agenda de la COP26. En la conferencia de dos semanas de duración, dividida por día de acuerdo con el área de interés específica, se profundiza en los asuntos interconectados y sumamente complicados que componen al cambio climático: finanzas, energía, naturaleza, adaptación, pérdidas y daños, ciudades, regiones y el ambiente construido.

Es una agenda ambiciosa que promete descubrir perspectivas importantes sobre la función de los mercados financieros, el desarrollo de infraestructura y su inversión y las adaptaciones futuras que serán necesarias en la transición al valor neto cero. Para aclarar la situación actual de estos temas diversos, pero altamente conectados, creamos un análisis con las cifras de los temas transversales que se discutirán en la COP26.

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Finanzas sustentables: cómo integrarse al bombardeo publicitario

Un correo electrónico reciente de un editor del periódico Financial Times resume el estado actual de escepticismo en torno a muchas iniciativas ambientales, sociales o de gobierno (ESG, por sus siglas en inglés) corporativas. Después de explicar que estaba de vacaciones y de proporcionar su número de teléfono celular para emergencias, el periodista terminó la jornada con una advertencia: “Si se trata de algo relacionado con criptomonedas o ESG, cortaré la llamada sin avisar y anotaré tu nombre en mi gran lista negra”.

Claramente, no fue más que un chiste, pero a la vez transmitió un sentido subyacente de fatiga hacia lo que se transformó en el tema de conversación del día de las llamadas de ganancias trimestrales, los comunicados de prensa empresariales y los prospectos de inversiones.

BlackRock anunció en enero de 2020 que los objetivos ESG y sus riesgos estarían en el centro de su estrategia de inversión. Si bien el objetivo del anuncio no era aumentar los activos, la empresa experimentó su mayor ingreso en un día de la historia con USD 1500 millones en nuevas inversiones destinadas a un solo fondo. Un nuevo fondo cotizado (ETF, por sus siglas en inglés) centrado en sustentabilidad recibió más de USD 600 millones en inversiones durante la primera semana.

La empresa no fue el primer asset manager en centrarse en ESG. De hecho, según los datos de Refinitiv Lipper, los fondos ESG superaron a los fondos no ESG en 7 de los últimos 10 años. Sin embargo, cuando el asset manager más grande del mundo indicó abiertamente que apoyaba la idea, el resto del mundo prestó atención. En el transcurso del 2020, mientras la pandemia, una reflexión global sobre la justicia social y una cascada de desastres naturales se apoderaban del mundo, se dispararon las inversiones ESG. A continuación, se muestra un resumen de algunos de los principales hitos relacionados con la inversión ESG:

  • Los activos bajo gestión totales en fondos cotizados y fondos mutuos relacionados con los criterios de ambiental, social y de gobierno (ESG, por sus siglas en inglés) a nivel mundial alcanzaron un récord de USD 4,7 billones en el segundo trimestre de 2021.
 
  • La economía verde en EE. UU., conformada por empresas con productos y servicios ecológicos, superó sistemáticamente a la totalidad del mercado de capital de EE. UU. en estos años, así como a los sectores con alto consumo de carbono. Del mismo modo, el Índice de oportunidades ambientales de FTSE, que incluye empresas que obtienen al menos el 20 % de sus ingresos de productos y servicios ambientales, excedió a los índices de grupo de pares durante los últimos cinco años.

    En un estudio de simulación de rendimiento de los Índices de establecimiento de parámetros que se ajustan al Acuerdo de París para todo el mundo de FTSE, se demostró una reducción de las emisiones de carbono promedio de más del 50 % en comparación con el Índice de referencia para todo el mundo de FTSE. Sin bajar su rendimiento, las emisiones a finales del 2019 también se redujeron en la mitad de su valor del 2009.
  • Los bonos financieros sustentables aumentaron el 57 % año tras año y alcanzaron los USD 777 600 millones y un récord histórico de los primeros nueve meses. Si bien no se desarrollan tanto las estrategias de bonos sustentables, hay fuertes indicios de crecimiento, en especial en los bonos soberanos, ya que los inversionistas comienzan a fijar el precio en el costo de los cambios de infraestructura necesarios.
  • Los bonos verdes, aquellos que financian productos especialmente diseñados para apoyar proyectos relacionados con el clima o el medioambiente, alcanzaron los USD 365 000 millones en los primeros nueve meses del 2021. En lo que va del año, estos bonos recaudaron más de USD 100 000 millones cada trimestre: un récord en el primer semestre.
  • La emisión de bonos sustentables consiguió USD 47 000 millones durante el segundo trimestre de 2021; un récord histórico con un aumento del 7 % en comparación con el trimestre anterior. Esto es un total del primer semestre de USD 91 000 millones, es decir, un aumento del 61 % con respecto al año pasado. Al mismo tiempo, la cifra de emisión de bonos sustentables aumentó en un 131 % si se compara con el mismo período de 2020.
  • La cantidad de empresas que tienen un objetivo de reducción de carbono se duplicó entre las cumbres sobre el cambio climático de París y Glasgow.
  • El sector de la economía verde tiene una tasa de crecimiento anual compuesto (TCAC) del 20 % en los últimos cinco años.
 
  • La economía verde en EE. UU., conformada por empresas con productos y servicios ecológicos, superó a la totalidad del mercado de capital de EE. UU., así como a los sectores con alto consumo de carbono. Del mismo modo, el Índice de oportunidades ambientales de FTSE, que incluye empresas que obtienen al menos el 20 % de sus ingresos de productos y servicios ambientales, excedió a los índices de grupo de pares durante los últimos cinco años.

    En un estudio de simulación de rendimiento de los Índices de parámetros que se ajustan al Acuerdo de París para todo el mundo de FTSE, se demostró una reducción de las emisiones de carbono promedio de más del 50 % en comparación con el Índice de referencia para todo el mundo de FTSE. Sin bajar su rendimiento, las emisiones a finales del 2019 también se redujeron en la mitad de su valor del 2009.
  • Los bonos financieros sustentables aumentaron el 57 % año tras año y alcanzaron los USD 777 600 millones y un récord histórico de los primeros nueve meses. (NOTA AL EQUIPO DE DISEÑO: esto son datos nuevos). Si bien no se desarrollan tanto las estrategias de bonos sustentables, hay fuertes indicios de crecimiento, en especial en los bonos soberanos, ya que los inversionistas comienzan a fijar el precio en el costo de los cambios de infraestructura necesarios.
  • Los bonos verdes, aquellos que financian productos especialmente diseñados para apoyar proyectos relacionados con el clima o el medioambiente,alcanzaron los USD 365 000 millones en los primeros nueve meses del 2021. En lo que va del año, estos bonos recaudaron más de USD 100 000 millones cada trimestre: un récord en el primer semestre.
  • La emisión de bonos sustentables consiguió USD 47 000 millones durante el segundo trimestre de 2021; un récord histórico con un aumento del 7 % en comparación con el trimestre anterior. Esto es un total del primer semestre de USD 91 000 millones, es decir, un aumento del 61 % con respecto al año pasado. Al mismo tiempo, la cifra de emisión de bonos sustentables aumentó en un 131 % si se compara con el mismo período de 2020.

Evidentemente, es altamente improbable que los inversionistas ignoren los riesgos ambientales, sociales y de gobierno (ESG, por sus siglas en inglés) o afirmen que no cumplen con las obligaciones fiduciarias, ya que el 43 % de los profesionales de cumplimiento y riesgo indican que la pandemia reforzó la importancia de los factores ESG para sus empresas.

Sin embargo, a medida que ESG se convierte rápidamente en el acrónimo más relevante en finanzas, muchas empresas se están abusando de su apodo peyorativo. La Alianza Global de Inversión Sostenible expuso este fenómeno, el “greenwashing” (lavado de imagen verde), cuando descubrió que se eliminaron aproximadamente USD 2 billones en activos ESG europeos de un día para otro en marzo, cuando la Unión Europea presentó las nuevas reglas en contra del greenwashing.

Cuando se revisaron, muchos de estos llamados fondos ESG hacían afirmaciones medioambientales que no se estaban basadas en datos. Parte del problema es la definición: las empresas “verdes” requieren una taxonomía rigurosa que pueda respaldar la creciente supervisión regulatoria del carácter ecológico.

Los datos precisos son los cimientos del desafío ESG. Si los inversionistas deben evaluar la oportunidad o el riesgo climático de un activo en particular, necesitan datos relacionados con el clima que estén completos y presentados de cierta manera que puedan compararse, y tener un universo de datos que integre a todas las industrias y países, ya sean datos para los inversionistas o para las empresas que cotizan en los mercados de capitales

. Mientras la COP26 incursiona en el tema de la inversión sustentable, serán fundamentales la precisión de los datos, las declaraciones coherentes y la estandarización de los informes ESG para que el mundo avance.

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Género: el reconocimiento del rol de las mujeres líderes en la acción y la política climática

Se dedicará un día completo de las dos semanas de la COP26 a los problemas relacionados con el género, con un enfoque particular en el progreso que se hizo desde la presentación del Plan de Acción de Genero de la COP25. Con el conocimiento de que las mujeres y las niñas desempeñan un papel fundamental en la lucha contra la crisis climática, y de que han tenido poca representación en las iniciativas globales a lo largo de la historia, el Programa de Acción de Género establece objetivos y actividades centrados en la creación de una acción climática con mayor perspectiva de género.

Entre las prioridades clave del plan, se encuentra el aumento de la cantidad de mujeres en roles de liderazgo, para que tengan un lugar donde puedan impulsar un cambio real. Sin dudas, este esfuerzo se combinará con los esfuerzos hechos por el sector privado durante largos años para incrementar la representación de las mujeres en roles de liderazgo empresariales. Si bien el progreso medible de aumentar la diversidad en los espacios de trabajo y la cantidad de mujeres en juntas directivas o cargos de alta gerencia de las empresas más grandes a nivel mundial es bastante lento,
 

porcentaje de mujeres en la junta a nivel mundial  
2017 22
2018 22
2019 21
2020 21

esa tendencia está comenzando a cambiar. Con una cantidad cada vez mayor de mujeres líderes que impulsan las iniciativas de crecimiento estratégico de las empresas más grandes del mundo, la intersección entre el liderazgo de mujeres, la sustentabilidad y la acción ambiental es un punto de partida para el cambio sistémico.

FTSE Russell ha seguido a esta tendencia con la perspectiva de la representación de mujeres como miembros de las juntas directivas en empresas en su Serie de índice de liderazgo de mujeres en juntas directivas. Diseñado para incluir el liderazgo en la diversidad de género en un parámetro del mercado más amplio, el Índice de liderazgo de las 1000 mujeres en juntas directivas de Russell une en una sola métrica a las puntuaciones del pilar social, el porcentaje de mujeres en las juntas directivas de empresas y el rendimiento de las acciones. Según su última actualización, el Índice superó a su par, el parámetro 1000 de Rusell, en un período de 3 años y 5 años y, al mismo tiempo, produjo una menor volatilidad general.

Se observó una tendencia similar en la lista de las mejores 100 empresas en diversidad e inclusión de Refinitiv, que evalúa a 11 000 empresas que cotizan en la bolsa con 24 métricas relacionadas con la diversidad e inclusión, incluida la diversidad de género, a fin de identificar las 100 empresas con las culturas más fuertes e inclusivas. Con esto, se descubrió que EE. UU. lidera la lista en cuanto a la cantidad, tiene 25 de las 100 mejores empresas, y que el sector de servicios de TI y software tiene los puntajes de inclusión generales más altos.

En conjunto, las métricas como estas serán fundamentales para realizar un seguimiento del progreso, establecer la responsabilidad y crear un rendimiento cuantificable de las estrategias de inversión ambientales, sociales y de gobierno (ESG, por sus siglas en inglés). Además, comenzarán a establecer un punto de partida importante con las principales empresas que tienen en cuenta la diversidad, el capital y la inclusión. Quienes lideren tendrán un rol cada vez más importante en la meta de acortar la brecha entre los objetivos corporativos y medioambientales que serán esenciales para lograr un progreso significativo en el cambio climático.

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Energía: la búsqueda de la prima renovable

Al igual que la tendencia de los vehículos de inversión relacionada con ambiental, social y de gobierno, (ESG, por sus siglas en inglés), las fuentes de energía renovable son un tema de gran interés para los inversionistas y se analizan cada vez más. Como se indica en la tabla a continuación, la relación precio a plazo-ganancia de 12 meses para las empresas de energía renovable o alternativa mundiales es actualmente 32,4 x ingresos actuales. Esto se compara con una relación precio a plazo-ganancia de 11,9 x en el índice de gas y petróleo mundial tradicional.

Esto debería dejar claras dos cosas tanto a empresas energéticas como a inversionistas: 1) se valora mucho la energía renovable. 2) Sin embargo, todavía se puede ganar mucho dinero en el sector de petróleo y gas tradicional.

Esto último puede ser problemático para los 200 países que revelarán sus objetivos de reducción de emisiones para el 2030 en la COP26 y para aquellos que se comprometieron a alcanzar neutralidad climática antes del 2050.

Esto último puede ser problemático para los 200 países que revelarán sus objetivos de reducción de emisiones para el 2030 en la COP26 y para aquellos que se comprometieron a alcanzar neutralidad climática antes del 2050.
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Datos de Cómo reconocer a un evasor en la COP26 de Refinitiv.

No son pocos los datos que demuestren que hay una tendencia en conjunto de reducir la necesidad mundial de combustibles fósiles, pero la insistencia de seguir haciendo las cosas como antes plantea serias preguntas sobre si se pueden alcanzar o no estas metas climáticas masivas.

Además del sobreprecio de las energías renovables globales, prácticamente todos los indicadores cuantitativos y anecdóticos confirman que la era del combustible a base de carbono es limitada. A partir de los datos de Refinitiv, se demuestra que los 1600 productores de combustibles fósiles mundiales que cotizan en la bolsa vieron una caída del precio medio de un 25 % en 2020, en comparación con una pérdida del 7 % en el caso de la competencia en el sector de energía renovable. El Índice mundial de energía renovable sigue subiendo rápidamente. Los grandes consumidores de petróleo crudo, como Finlandia, redujeron drásticamente su confianza en él. Las ventas de vehículos eléctricos enchufables se disparó con el 160 % en los tres mercados más grandes del mundo: China, EE. UU. y Europa. Las acciones de las 100 empresas de FTSE con un objetivo neto cero aumentaron hasta un 74 %, mientras las empresas con emisiones altas requerirán soporte y datos claros a medida que se transformen en modelos de emisión de carbono más baja.

Sin embargo, más allá de todos los hechos y cifras que se puedan mencionar acerca de la tendencia de reducción de combustibles fósiles, también hay historias como las del combustible marino, que complican el plan de alcanzar la neutralidad de carbono antes del 2050.
El combustible marino es un combustible residual pesado que queda en la parte inferior del barril en el proceso de refinación del petróleo crudo. Este combustible más espeso y sucio, empleado principalmente en la industria de transporte marítimo mundial, contiene 3500 veces más azufre que el combustible diésel que se utiliza en automóviles.

La Organización Marítima Internacional (IMO, por sus siglas en inglés) establece sistemáticamente límites más estrictos con respecto al azufre en la industria. Hace poco, en enero de 2020, exigió que el contenido de azufre en el combustible marino se redujera de 3,5 % a 0,5 % en el peso. Todos los productores de petróleo más importantes comenzaron a ofrecer combustibles que cumplan con las normas como alternativa.

Sin embargo, como se muestra en la tabla a continuación, los precios del combustible marino, incluso los combustibles de menor calidad con niveles de azufre más altos, continúan aumentando.

Las fuentes de la industria con las que el equipo de Oil Research de Refinitiv se comunicó indicaron que muchos transportistas hacen caso omiso a los nuevos requisitos de la IMO, ya que instalan depuradores que reducen las emisiones de óxido de azufre y, al mismo tiempo, siguen utilizando el combustible más barato y sucio.

Los ejemplos como este, en los que las industrias principales encuentran más ventajas en las soluciones temporales reguladoras que en el impacto de un cambio real y duradero, seguirán desafiando a los objetivos más relevantes de la COP26.

La clave para acabar con ese tipo de pensamiento anacrónico es proporcionar datos estadísticos sobre la efectividad de las ventajas de encontrar formas más sustentables de hacer las cosas. Cada vez más, todas las señales apuntan a la economía verde como la catalizadora para impulsar esa tendencia. De acuerdo con la investigación de FTSE Russell, la oportunidad de inversión de la economía verde tiene una capitalización de mercado total de aproximadamente USD 4 billones, lo que equivale al 5 % del total del mercado de capital. Con esta medida, supera al sector de petróleo y gas tradicional en términos de relevancia en la economía más amplia.

Además, el costo de las emisiones de CO2 sigue desbaratando la rentabilidad de las industrias que dependen de combustibles fósiles y comienza a quedar claro que las motivaciones detrás del negocio ecológico están comenzando a cambiar. De acuerdo con la Encuesta de mercado de carbono de Refinitiv, las expectativas de precios más altos en los mercados clave están haciendo que el costo del CO2 sea un factor crucial a la hora de tomar decisiones de inversión. Los encuestados esperan que el precio de las asignaciones de derechos de emisión en la UE (EUA, por sus siglas en inglés) siga aumentando en los próximos años hasta 2030. En marzo, las EUA operaban a EUR 40/Tm y la mayoría de los encuestados predijo un precio de EUR 50 por tonelada en 2022. Se alcanzó ese valor el 4 de mayo.

Lento, pero seguro, el costo de hacer las cosas a la antigua está alcanzando a las soluciones temporales y a los atajos, pero es fundamental seguir revisando los datos que demuestran este punto y destacan la oportunidad de capitalizar el crecimiento de la economía verde.

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Naturaleza: el seguimiento del aumento del delito ecológico

En última instancia, el desafío principal al que se enfrentan los delegados de la COP26 mientras se preparan para abordar estos asuntos increíblemente complejos es la ley básica de oferta-demanda. Siempre y cuando haya incentivos financieros asociados con el hecho de hacer las cosas de la manera incorrecta, habrá ciertos grupos que se opondrán a lo que es mejor para la humanidad con tal de obtener lo que es mejor para sus propios intereses a corto plazo.

El área donde más se destaca este fenómeno es en el delito ecológico, en la que las redes mundiales de cazadores furtivos, taladores ilegales y traficantes de desperdicios crearon una industria anual de USD 256 000 millones explotando recursos naturales. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente (UNEP, por sus siglas en inglés) y la Organización Internacional de Policía Criminal (INTERPOL, por sus siglas en inglés), el delito contra la vida silvestre se transformó en una de las cinco actividades ilícitas más lucrativas, después de las drogas ilegales, el tráfico de personas y el comercio ilegal de armas.

Una vez más, los datos son fundamentales para abordar el desafío. Las redes criminales en estos delitos medioambientales a menudo utilizan estructuras comerciales legales y tipos de organizaciones empresariales complejos para ocultar la actividad ilícita. A menudo, pueden realizar esto con más facilidad debido al descuido de la debida diligencia. Mediante Research de Refinitiv, se demuestra que no se realizan controles de debida diligencia al 43 % de los terceros y que el 60 % de los encuestados no supervisa completamente a terceros en caso de riesgos actuales.

Rastrear a las organizaciones criminales que incumplen los nuevos estándares y regulaciones medioambientales es tan importante como crear esas normas en primer lugar. Los delegados de la COP26 que realmente quieren encontrar una solución estarán ansiosos por utilizar los datos para algo más que solo mencionar el progreso o lograr hitos. Además, querrán utilizar conjuntos de datos extensos y analítica eficaz para abordar el delito ecológico.

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Adaptación, pérdidas y daños: reescritura de las leyes de riesgo catastrófico

Uno de los efectos más visibles y viscerales del cambio climático es el incremento de los desastres naturales y la inestabilidad del clima. Los titulares de noticias están atestados de imágenes de eventos naturales catastróficos con una frecuencia sorprendente durante los últimos años: desde las llamadas tormentas de 100 años que resurgen anualmente hasta las inundaciones, los incendios forestales y las sequías generalizadas.

Sin embargo, los efectos colaterales de estos eventos en las economías mundiales son menos evidentes. Esto se investigó en Research de FTSE Russell con el seguimiento de los posibles impactos en el Índice Mundial de Bonos Gubernamentales (WGBI, por sus siglas en inglés) en diferentes situaciones de riesgo medioambiental. La research descubrió que podrían estar en riesgo decenas de puntos porcentuales del PIB si se da el peor de los casos, si crea una situación de "invernadero caliente mundial", en el que el daño físico produce un aumento de las relaciones entre deuda y PIB y una caída del empleo y los ingresos.

Según la research, el impacto de este invernadero caliente sería más severo en la zona ecuatorial y en la zona sur de Europa. Además, Malasia, Sudáfrica, México, Portugal, Italia, Grecia y España podrían entrar en default antes del 2050.

Los organizadores de la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático han hablado con sinceridad y reconocido que el cambio climático tendrá un efecto desproporcionado en los países en vías de desarrollo. Asimismo, han aclarado que estos países necesitan gestionar el aumento de los impactos del cambio climático en las vidas de sus ciudadanos, pero la dimensión real de estos impactos no se puede exagerar. La COP26 es mucho más que solo objetivos de reducción de emisiones y temperaturas más altas: los problemas que se tratan representan una amenaza para la solvencia de algunas de las principales economías del mundo.

Un elemento que seguramente atraerá a los titulares es el incumplimiento actual del compromiso de los países ricos para financiar la transición neta cero en economías emergentes de casi USD 100 000 millones por año. Según un informe de la OCDE, no se cumplió con esto en ninguno de los once años desde que se realizó este compromiso. Además de que se necesita con urgencia el financiamiento en economías emergentes, esto también crearía buena fe en las negociaciones más amplias y motivaría a las economías emergentes a establecer objetivos más ambiciosos.

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Ciudades, regiones y ambiente construido: aprovechamiento de la fiebre ecológica en la infraestructura sustentable

En nuestro reciente Informe de inversión en infraestructura sustentable, describimos la tendencia de la inversión en infraestructura sustentable como una “fiebre ecológica”: un movimiento que tenía el poder de crear una clase de activos completamente nueva y abordar muchas de las causas principales del cambio climático a lo largo del camino. Fundamentalmente, mediante el seguimiento de los esfuerzos de las principales economías mundiales y algunos de los mayores inversionistas institucionales para reinventar los servicios públicos, las redes de transporte y los centros de la ciudad como recursos eficientes y sustentables, llegamos a la conclusión de que el mundo podría estar a un paso de una revolución.

Los números son sorprendentemente grandes. Según los proyectos que siguió Refinitiv, solo en 2020, se invirtieron USD 272 000 millones en proyectos de infraestructura sustentable, casi el doble de los valores de hace diez años. El mayor crecimiento proviene de proyectos eólicos, en los que se invirtieron USD 55 300 millones el año pasado. A nivel mundial, aproximadamente el 35 % de todos los proyectos de infraestructura nuevos que se anunciaron el año pasado eran sustentables, en comparación con solo el 10 % de los proyectos de hace una década.


La infraestructura alguna vez fue un área tranquila de finanzas gubernamentales en la que predominaban los proyectos de uso intensivo de capital y de ingresos confiables, pero se ha convertido en una de las categorías de inversión más populares. Los planes de infraestructura masivos que se revelan en los EE. UU., Canadá y la UE atraen la atención y la depositan en el sector. Por tanto, la infraestructura puede ser el vínculo más importante en la agenda de la COP26.

Con el poder de abordar los problemas básicos principales, como el comercio internacional, la movilidad y la generación de energía limpia, y un conjunto atractivo de incentivos para los inversionistas del sector privado, la infraestructura sustentable reúne muchos de los elementos más relevantes del riesgo climático en un solo tema. Es en esta área, y no en titulares de objetivos de reducción de emisiones o situaciones apocalípticas estremecedoras, en donde están las soluciones reales.

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La carrera hasta el valor neto cero no será un juego de suma cero

Sin dudas, la agenda de gran alcance de la COP26, la urgencia de su misión y el deseo de la mayoría de los participantes de aparecer en los titulares darán lugar a muchas declaraciones audaces que encajan sin problemas en fragmentos de 280 caracteres. Muchos nos motivarán, otros harán lo opuesto y, probablemente, otros nos confundirán, pero debemos mirar más allá de las reacciones viscerales y el ciclo corto de noticias para que un evento como este tenga un impacto real.

Debemos seguir buscando datos, haciendo seguimiento del progreso de los objetivos establecidos y, sobre todo, sacando a luz los valores atípicos y las anomalías que indican la presencia de problemas en aumento. Logramos notables avances en tantos frentes, pero como los datos muestran de manera evidente, queda mucho por hacer. En el camino, habrá grandes victorias, contratiempos y sorpresas. La clave es poder identificar cuál es rápidamente para saber cuándo es el momento de redoblar la apuesta o cuándo es el momento de ajustar el rumbo.

Nunca debemos perder de vista que lo que está en juego es más significativo que el incentivo financiero, las tendencias efímeras en los flujos de fondos mutuos o la estrategia corporativa individual. Es prácticamente un hecho de vida o muerte. En la flamante research de FTSE Russell, se comienza a poner en contexto lo que está en juego con el análisis de los esfuerzos de cada país importante a fin de reducir las emisiones nacionales y de adaptarse a los impactos del cambio climático. Se indica que, si no se controla, un país como Australia, que no estableció un objetivo de valor neto cero, seguirá teniendo una temperatura de 41 °C. Del mismo modo, Arabia Saudita, que tampoco estableció un objetivo de valor neto cero, puede llegar a 66 °C. Estos cambios masivos de temperatura tendrían un efecto adverso catastrófico y sin precedentes en el medioambiente.

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COP26: movilización de las finanzas para ir más lejos, más rápido

La COP26 en noviembre es la cumbre sobre el cambio climático más importante desde el Acuerdo de París del 2015. London Stock Exchange Group (LSEG) se está poniendo en acción a gran velocidad, junto con empresas, responsables de la formulación de leyes e instituciones financieras a fin de lograr los objetivos relacionados con el clima.