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December 22, 2021 | INSIGHTS de inversión
Taxonomía de la Unión Europea: manual de referencia sobre finanzas sostenibles



¿Cómo afectará la taxonomía de la Comisión Europea a la capacidad de los inversionistas para evaluar las credenciales ecológicas de los productos financieros? ¿Y qué impacto tendrá esto en la economía?
- Un Grupo de Especialistas Técnicos (TEG, por las siglas en inglés) designado por la Comisión Europea (CE) en 2018, realizó una serie de recomendaciones sobre los requisitos necesarios para identificar y clasificar oportunidades de inversión capaces de promover la sostenibilidad, y que, posteriormente, serán desarrolladas por la Plataforma de Finanzas Sostenibles (PSF).
- Siguiendo los estrictos criterios propuestos por la CE, la taxonomía sostenible de la Unión Europea permitirá a los inversionistas evaluar (de forma coherente) las credenciales ecológicas de empresas, activos y productos financieros.
- La taxonomía de la UE tiene como objetivo hacer que los participantes del mercado financiero, a través de inversiones verdes, tengan un impacto en la economía real.
Después de un período de tres años, la Comisión Europea está finalizando el proyecto que comprende una serie de herramientas diseñadas para promover la transparencia, la transferencia intensa de capital para inversiones sostenibles y una economía descarbonizada.
Desde que la CE definió por primera vez las áreas legislativas que esperaba abordar en su Plan de Acción de 2018, el TEG (que finalmente fue reemplazado parcialmente por el PSF) se ha centrado en cuatro puntos específicos: estándares de bonos verdes de la UE (GBS); benchmarks climáticos; divulgación corporativa; y una taxonomía de la sostenibilidad en la Unión Europea.

En noviembre de 2020, la Comisión Europea publicó un borrador con algunas reglas después de pasar meses recopilando feedback de los participantes del mercado de capitales. Esto se hizo en base a las recomendaciones de TEG para la taxonomía de la UE y con dos objetivos ambientales principales: mitigación y adaptación al cambio climático.
La mayoría de los expertos y entidades de la industria se mostró entusiasmada con la publicación. Sin embargo, voces críticas han llamado la atención sobre la necesidad de mayor detalle en los estándares de algunos sectores, especialmente la vivienda y el transporte.
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¿Qué es la taxonomía de la UE?
La taxonomía de la sostenibilidad de la UE se considera la columna vertebral del paquete de finanzas verdes de la Comisión Europea. Su objetivo es desarrollar un sistema de clasificación robusto para identificar y catalogar oportunidades de inversión que contribuyan significativamente a los objetivos ambientales, minimizando los impactos negativos en todos los ámbitos, incluido el social.
Los reguladores creen que este esquema de clasificación, basado en datos científicos, informará y permitirá a los participantes del mercado financiero "reorientar los flujos de capital hacia inversiones verdes para lograr un crecimiento sostenible e inclusivo".
Otro objetivo de la taxonomía es abordar el riesgo de "lavado verde" (greenwashing), una práctica generalizada en la que los productos financieros se etiquetan como “verdes” (o ecológicos), a pesar de la falta de credenciales y un impacto verdaderamente sostenible.

En pocas palabras, podemos decir que la taxonomía de sostenibilidad de la Unión Europea permitirá a los inversionistas de todos los tamaños, tipos y orígenes clasificar de forma coherente los productos financieros en función de sus credenciales ecológicas.
Con ese fin, la Comisión Europea está desarrollando criterios de evaluación técnica muy detallados, todos con base científica y diseñados para determinar qué cumple o no con la taxonomía, que probablemente incluirá disposiciones específicas para tecnologías renovables, energía verde (como la eólica y la solar) e infraestructura.
Propuestas de TEG para la taxonomía de la sostenibilidad
Existe una larga lista de criterios que pueden contribuir a las características ambientales positivas de un activo:
- Mitigación del cambio climático
- Adaptación al cambio climático
- Uso sustentable del agua
- Transición a una economía circular
- Prevención y control de la contaminación
- Protección de la biodiversidad
- Necesidad de "no causar daños significativos" a ninguno de estos objetivos ambientales previos
Para cada uno de estos criterios, la UE ha propuesto diferentes medidas de alineación para rastrear el progreso de un activo en particular: 1. alineado; 2. alineado después de sobrepasar algún límite; 3. no alineado por exceder un límite; 4. fuera de alcance.
Pero todavía ha habido mucho debate en el TEG sobre tecnologías controvertidas. Así, el grupo tomó la decisión de crear un acto delegado complementario al Reglamento de Taxonomía de la UE que cubra, por ejemplo, la agricultura, actividades específicas de producción de energía y ciertos procesos de la industria manufacturera. Este acto delegado debe comunicarse en una fecha posterior.
Inicialmente, cuando se implementa, los niveles de alineación de la cartera pueden parecer "bajos". Esto se debe a que el mercado aún se adaptará y los emisores ajustarán la cantidad de información que se debe proporcionar. En medio de esta perspectiva, la mejora de los índices de divulgación y alineación de la cartera será una señal importante de progreso.
Vale la pena recordar que aún se están finalizando los criterios de selección técnica clave, y actualmente existe una fecha límite legislativa del 31 de diciembre de 2021 para publicar métricas para hacer el filtro de los dos primeros objetivos de taxonomía.
Aún así, el proceso de implementación de la taxonomía es algo en construcción, ya que la UE aún no ha cubierto cuatro de los seis objetivos ambientales identificados, incluidas áreas clave como la agricultura y la aviación.
Camino al cumplimiento
En lo que respecta a los inversionistas, la taxonomía de la UE les permitirá determinar si los activos que componen una cartera son realmente sostenibles, centrándose en el negocio y ofreciendo soluciones a los desafíos ESG, aunque con un enfoque inicial en el clima.
Pero habrá implicaciones para quienes venden productos ecológicos dentro de la UE, ya que tendrán que preocuparse aún más por demostrar una ventaja competitiva. Según estudios recientes, los fondos centrados en el impacto medioambiental superan con creces los benchmarks del mercado.
Además, los inversionistas deben asegurarse de cumplir con todos los requisitos legales. Para ello, deben explicar exactamente cómo se aplicaron a sus productos los requisitos de taxonomía de la UE.
La Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD), el Reglamento para la Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR) y el propio reglamento de taxonomía obligará a los participantes del mercado a explicar cómo se han aplicado estos criterios de sostenibilidad a sus productos.
Es importante que los participantes del mercado establezcan cómo los inversionistas deben cumplir con la taxonomía de la UE y las divulgaciones de CSRD y consideren el uso de benchmarks alineados con el Acuerdo de París y la transición climática de la UE. También se espera que los datos subyacentes sean más completos y que se notifiquen de manera consistente con la taxonomía del emisor y los requisitos mejorados de presentación de informes del CSRD.
La UE quiere que todas estas reglas se apliquen en un plazo relativamente estrecho.
A partir del 1 de enero de 2022, los administradores de activos deberán realizar divulgaciones de acuerdo con la taxonomía de la UE para la adaptación y mitigación climática, que cubre el ciclo de presentación de informes de 2021. Los emisores que cumplan los requisitos tendrán que hacer lo mismo para fines de 2022 (que también cubre el año de informe 2021).
¿Cómo afectará la taxonomía de la UE a la economía real?
Algunos inversionistas han planteado la siguiente pregunta: ¿cómo puede la taxonomía de la UE identificar qué instrumentos o productos tendrán una influencia directa en la economía real? En otras palabras, ¿las inversiones identificadas como “verdes” generarán un impacto material y positivo en el mundo?
Algunos administradores de activos pueden sorprenderse al ver cómo las empresas están expuestas a productos con características ambientales positivas y cómo esto, a su vez, afecta la percepción de los consumidores sobre cuán sostenibles son sus productos.
La taxonomía de la UE también presenta una medida adicional del "valor verde" de los activos para los inversionistas. Pero todavía quedan algunas preguntas sobre cómo otros participantes del mercado, como los reguladores locales o incluso las agencias de clasificación integrarán la taxonomía o la usarán de manera efectiva.
A pesar de estas consideraciones, vemos una aceptación generalizada por parte de los estados miembros de la UE (e internacionalmente) de que las nuevas normas serán un instrumento clave de descarbonización.
Taxonomía de la UE: referencia mundial
Los inversionistas ya están utilizando las propuestas preliminares de la taxonomía para formular sus propios productos ecológicos, adoptando el enfoque unificado que probablemente prevalecerá a partir de ahora.
La danesa Nordea, por ejemplo, ha lanzado fondos con bonos verdes que se utilizarán para financiar proyectos alineados con los objetivos de la taxonomía de la UE.
Eurosif, que representa foros de finanzas sostenibles en toda Europa, aprobó la distinción entre “inversiones sostenibles” y la salud financiera de las empresas participadas. La entidad espera que la taxonomía de la UE aumente la transparencia a través de una nomenclatura común, ayudando a lidiar con el "lavado verde". También compartió su opinión de que la adopción de la taxonomía “ayudaría a dirigir gradualmente el capital hacia actividades económicas más sostenibles”.
Muchos esperan que la taxonomía comience a influir también en el panorama de inversiones sostenibles fuera de Europa. Timothée Jaulin, jefe de desarrollos ESG en el administrador de activos Amundi, dice que el paquete de regulaciones sostenibles de la UE, incluida la taxonomía, se convertirá en el “referente” internacional para estos esfuerzos.
Antoni Ballabriga, jefe de negocios responsables del gigante español de servicios financieros BBVA, afirma que, en el futuro, la taxonomía será un “manual de referencia” para los bancos. De hecho, BBVA ya ha avanzado en sus ofertas verdes (privadas y públicas), como préstamos para promotores de inmuebles sostenibles –y para vehículos eléctricos e híbridos—, y todo ello utilizando estructuras propias desarrolladas según modelos ofrecidos por el Grupo de Expertos Técnicos (TEG).
Los gestores de fondos que se ocupan de grandes carteras deberán utilizar la taxonomía de la UE para averiguar qué porcentaje de sus participaciones califica como ecológico o medioambientalmente sostenible, una actividad que probablemente requiera mucho tiempo y esfuerzo.
Algunas herramientas como el modelo de datos Green Revenue 2.0 de FTSE Russell, ya ofrecía a los inversionistas una forma de medir la exposición a la renta ecológica de miles de empresas que cotizan en bolsa, superponiéndose casi por completo con la taxonomía de la UE y cubriendo los seis objetivos medioambientales.
Sin embargo, es muy probable que veamos algunos problemas iniciales a medida que la taxonomía se implemente en toda la industria hacia fines de 2021. Los inversionistas deben asegurarse de que, por ejemplo, no están exagerando su alineación con la taxonomía de la UE en una etapa temprana, lo que podría llevar a especulaciones sobre el greenwashing.
Finalmente, creemos que la taxonomía eventualmente complementará el requisito (ya establecido) de que las organizaciones de la UE con al menos 50 empleados divulguen su exposición a productos ecológicos a partir de 2020, pero no hay duda de que dará lugar a requisitos mucho mas amplios de “divulgación verde”.
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